La vuelta a la normalidad y el adiós a la familia Carnero Martín


Hola, papá. Cómo estás? Qué extraño se me hace retomar el blog después de casi seis semanas sin poder escribirte por la luxación de clavícula, pero hoy tenía la necesidad de hablar contigo y no sabía cómo, porque aunque a veces mire al cielo y le pregunte a las estrellas, no encuentro respuesta.

Ayer murió Delia, tu hermana mayor. Y la familia Carnero Martín desapareció por completo. Nada más recibir la noticia pensé en qué estarías pensando. Y tuve un cúmulo de sentimientos tan extraño. De repente por mi cabeza se cruzaron las decenas de historias que me contabas de cuando eráis chicos.

Esbocé una tímida sonrisa imaginando las escenas de aquellas noches en la calle Alarcón haciendo mil y una trastadas. Que si el botijo, las carreras por casa uno detrás del otro… No sé cómo la abuela tuvo él aguante para mandaros a tomar vientos frescos.

Ahora mi duda es si después de la muerte habrá un lugar donde se vuelvan a juntar los que no quedaron en la Tierra antes de iniciar el temido último viaje.

Por suerte nosotros lo hicimos. Espero que se acuerden de dejarme un móvil con cargador y WiFi, porque como soy un desastre andante, seguro que también me pierdo para llegar a la séptima farola de la eternidad. Y eso sl que me dolería.

Ya casi hace seis semanas de una de las caídas más tontas de mi vida y desde entonces el calor no nos ha dado una tregua. Todos los días 38 grados más o menos. Y cansa, peque. Da igual que riegues la terraza, que te duches dos veces al día o que lleves tres abanicos en el bolso.

Lo mejor, una botella de agua fría y el pelo empapado, pero vamos, que en cuanto sales a la calle se te seca el pelo y se funde el hielo. Quizás pruebe a poner un poco de aceite y freír unos huevos. Igual me quedan ricos.

Y nada. Hoy ya es 2 de agosto. Tienes esa extraña sensación de que el verano se te va añorando nuestro mar, nuestros atardeceres cálidos, nuestras noches de luna, copazo música y baile.

Se nos va la vida, papá. Quizás soñando una mejor. O como la que viví a tu lado. Y eso me aterroriza.

Pero no quiero contarte más tragedias. en esta sobremesa infernal. Bueno, pituco. Te dejo por hoy. Cuídate mucho y cuida de mi princesa. Os quiero ❤️


Hola, papá y mamá. Cómo estáis? Muchísimas felicidades. Espero que de celebración por todo lo alto. Ya sabéis que ahora no escribo a diario por la inmovilización del hombro.

Hoy hace 50 años, ahí es nada, os habíais casado en La Clerecía y estaríais en pleno banquete de bodas.

Miro vuestra foto y dudo que hubiera una novia más guapa que mamá con ese gorrito de flores y tú con tu traje. Y no es amor de hija.

Yo siempre pensé en cómo celebraríamos las bodas de oro. Las de plata fueron una fiesta especial que yo misma preparé, pero la maldita parca se me adelantó cuatro años en este absurdo devenir que es la vida y me privó de organizar otra que hubiéramos festejado hoy por todo lo alto en lugar de estar en casa contemplando fotos. Pero es lo que toca. El destino me esta jugando muy malas pasadas y no sabes el esfuerzo que estoy teniendo

Mi primera luxación de clavícula en vísperas del verano


Hola, papá. Cómo estás? Yo más o menos bien. Ahora un poco mejor. Cómo en esta vida hay que probar de todo (modo ironía on), ayer estaba sentada en una silla, perdí el equibrio y me di un fuerte golpe en el hombro.

De inmediato sentí un dolor inmenso, pero pensé que era lo normal después del golazo. Así que aunque no tenía mucha movilidad, decidí esperar y tomar un antiinflamatorio.

Pero claro. Llegó la hora de irse a la cama y ahí pensé ya que se me abría por la mitad. Mal que bien, logré dormir relativamente tranquila un par de horas, pero cuando me desperté, ay, amigo. La zona se había quedado fría. Así que nada. Agarré él bolso y para Urgencias.

Allí me hicieron una placa y se confirmó él peor de los pronósticos. Luxación de hombro y seis semanas de reposo. Menudo verano me espera.

Como tengo una memoria bastante buena, recordaba que justo hacía seis años, llegaba con mamá a casa de dar un paseo cuando se sentó mal en la cama, se venció y se abrió la muñeca.

Y los tres corriendo. Aunque queríamos hacerle ver que no era nada, en realidad sabíamos que ese huesecillo fuera de la mano conllevaba una lesión.

Aunque le doliera, como al día siguiente la llevaste a comer, tan feliz que se puso.

Bueno , pituco. Te dejo por hoy. Cuídate mucho y cuida de mi princesa. Os quiero, ❤️


Hola, papá. Cómo estás? No creo que pueda terminar de escribir este post. Una desafortunada caída me ha dejado el hombro aún sin diagnóstico, pero por el dolor, me temo que algo fisurado. Encima el derecho. Así que ya escribiré cuando puedas.

La noche en que hice mi debut como corredora en la Plaza de Las Ventas


Hola, papá. Cómo estás? Yo bastante cansada, la verdad. Cuando una noche te desvelas, tienes la sensación al levantarte de que te duele todo el cuerpo. Por lo menos yo.

Las vueltas que da la vida. Hace seis años que sería la mujer más feliz del mundo porque me quedaban ocho horas para correr delante de los Red Bull XFighters en Madrid y hoy es un día, otro más, intrascendente en mi existencia. Ni adrenalina, ni emociones ni nada. Rutina.

Vamos, que como no me ponga a hacerle quiebros a los coches cuando salga luego a la calle, no tengo nada emocionante a la vista.

Bueno no, miento. De vez en cuando lo da un ataque de tos, que me pasa con frecuencia, que no sabes si te ahogas o no. Y también te queda el cuerpo tembloroso, pero preferís sentir doce motos detrás de mí siendo sinceros.

Nadie mejor que tú sabrás lo que disfruté, porque te lo contaría… Cuarenta veces en tres días mínimo. Pasé de ser la chica de la sonrisa eterna a la de los ojos tristes en apenas dos años.

Y es que sinceramente me cuesta encontrar un motivo para esbozar una tímida sonrisa.

Ayer fue la noche de San Juan, se supone que la más mágica del año. Yo siempre cogía un papel para escribir mis deseos y otro para alejar las cosas malas de tu vida, pero total, las buenas se fueron y las malas siguen ahí, acechando. Así que pensé en hacerlo, pero al final nada.

Es una desidia tal la que me provoca vuestra ausencia, que no la puedes imaginar. No recuerdo yo el tiempo de levantarme a las once. Con lo bien que se hacen las cosas en verano con la fresca.

Hoy me pudo el cansancio infinito de dormir mal o muy mal y los fuertes dolores corporales que me provoca mi edema en las piernas.

Bueno, pituco. Te dejo por hoy. Cuídate mucho y cuida de mi princesa. Búscame algo de adrenalina para alegrarme el día. Os quiero ❤️

La niña del columpio que se balancea esperando un empujón de tus manos


Hola, papá. Cómo estás? Yo bien. Amaneciendo en este 23 de junio, víspera de la noche de San Juan, de las hogueras… De tirar todo lo malo al fuego y pedir cosas buenas y renovadas para los cinco m que quedan del año.

Noche de fuego, de hogueras y de que los más atrevidos las salten. Algo que vimos pero que, aunque nos gustaba hacer cosas raras, nunca llegamos a hacer.

Se veían muy bien en algunas zonas de la ciudad. Pero eso será mañana. Hoy acabo de amanecer y solo oigo él ruido de una obra que trastorna él silencio de esta mañana y mis tripas, que piden algo de comida. Pobres. Ahora miraremos a ver qué le damos de desayunar.

Ayer, como te escribí tan tarde. Y hablando de todo un poco, se me olvidó decirte que fue otro día capicua de este 2022 que tan pocas alegrías me ha traído.

Hoy no recuerdo así nada especial que nos pasara con esta fecha. Ya anuncian él inicio del Tour, los ‘sanfermines’ y todas esas cosas que podrán emoción a julio a falta de algo mejor.

Así que imagino que a las 22.22, sería una hora de esas en las que a través de las redes te dicen que hay que levantar una copa de vino por los buenos momentos. Levantarse se levantó. También se brindó una vez más por esta efímera vida. O no vida. Depende del día.

Mientras tanto, añorando mi hermosa infancia, de vez en cuando me siento en un columpio, quizás esperando un fuerte empujón de esas manos.

Bueno, pituco. Mis tripas piden algo sólido.. Poco más por hoy. Cuídate mucho y de mi princesa. Os quiero ❤️

El niño que rompió unas gafas en el cole y los atardeceres de ensueño


Hola, papá. Cómo estás? Yo bien. En casa. Disfrutando de otra mañana de fresquito haciendo mis tareas. La verdad es que así da gusto hacer un poco de todo. No te agobias, no sudas y no te da una insolación.

Y nada. Hoy está si un día tranquilo. Sin sobresaltos, por fortuna, que al final piensas que está mejor aprovechado, porque el calor es cierto que te deja aplatanada.

Como últimamente me vienen a la cabeza tantas cosas de las muchas trastadas que hacías, me acordé de una historia que me contaste más de una vez para sacar una sonrisa de mi boca.

Por lo que decías, como hacen todos los padres con sus hijos, la abuela te llevaba cada mañana a clase al colegio. Tú, a esos años, me imagino que serías un buen trasto y en alguno de esos juegos de niños sin maldad, le rompiste las gafas a un chaval.

Como es lógico en estos casos, además de pagar los cascos rotos, la señorita te diría que tendría que hablar con alguno de tus progenitores. Y, supongo que temiendo el castigo, comenzaste a quedarte sentado en un establecimiento cercano mientras que tus compañeros asistían a clase.

La historia duró unos días. Hasta que la señora Gabi, tu vecina, pasó por allí, te vio y se lo dijo a tu madre que, rauda fue a buscarte para preguntarte por qué no estabas en el aula. Y no tuviste otra ocurrencia que decir: «Pos se me olvidó». Hasta que la abuela se acerco al colegio y preguntó por tus ausencias. Entonces le contaron lo de las gafas y me imagino que te caería una buena bronca como poco. Que por un oído te entraría y por el otro te saldría.

Vaya bicho que eras. Me hubiera gustado que alguien grabara tus trastadas para reírme un rato ahora, pero bueno. Narrarlas también tiene su encanto.

Y como no tengo foto del momento y de pequeño solo hay dos que tenga controladas, en esta noche de lluvia, un termómetro que no supera los quince grados y ganas de pillar la cama en breve, te voy a regalar un precioso atardecer que pude captar con mi cámara hace unos días. Maravilloso. A que si? Disfrútalo como lo hice yo hasta que pueda captar uno más hermoso.

Bueno, pituco. Te dejo por hoy. Cuídate mucho y cuida de mi princesa. Os quiero ❤️

El taburetero y la felicidad de buscar motes imposibles a la gente


Hola, papá. Cómo estás? Yo bien. En casa. Menuda rasca hace en la calle. Recibir al verano con 19 grados ha hecho remover una parte del armario para salir a dar un pequeño paseo.

Y de piscina, mejor ni hablamos. Vamos, que me voy a poner pijama largo y mantita para sobrevivir a esta madrugada que promete ser ser gélida. Solo me falta poner el calefactor para coger temperatura. Hasta las manos se me han encallado. Lo que no parecía normal eran los 42 grados de la semana pasada.

Los pies congelados, ahora siento una ligera tiritona. Ya me he puesto la mantita. Quería haber hecho una foto del atardecer para enseñarte, pero las nubes han eclipsado al sol desde hace ya rato. Y eso que ahora anochece a las diez y bastante.

Hoy, por casualidad, me he encontrado con algunas de esas personas que tú, y tu imaginación infinita. rebautizabáis con nombres tan divertidos como el taburero, en alusión a aquel desagradable personaje que iba al bar a ver el fútbol, se sentaba allí como si fuera parte del mobiliario y no movía el culo ni viniera un señor con muletas o una persona mareada. Lo agarraba como si fuera de su propiedad.

En fin. Individuos que siguen por el mundo dando vueltas con su gesto desagradable y su pésima educación. Te iba a decir : ‘Que le den, pero seguro que tú me responderias:’ Salvo que le guste. Y luego nos reiríamos los dos. Eso tiene un nombre muy hermoso: Felicidad.

Bueno, pituco. Te dejo por hoy. Cuídate mucho y cuida de mi princesa. Os quiero ❤️

Visita Real y nubes de color gris para despedir la primavera


Hola, papá. Cómo estás? Yo bien. En casa. Todo tranquilo. Diciendo adiós a esta extraña primavera que va a dar paso al verano con unas temperaturas más propias de marzo.

El tiempo está loco, loco. No tiene término medio. Hemos pasado de veinte a cuarenta y de cuarenta y a dieciocho.

Así andamos todos. Un día con resfriados y otros casi con sombrero y derretidos. Esta inestabilidad hace que aún no haya inaugurado la temporada oficial de piscinas, aunque los ‘piscondrod ya anden en plena acción.

Yo creo que si esto mejora, pues tiene que mejorar, y vuelve el calor, el lunes puedo hacer mi debut, pero por no tener, ni he sacado el abono aún.

Estos días Salamanca anda muy movilizada. No porque todos tengan móvil 🤣. Tras los dos días de concierto, la Plaza Mayor ha sido escenario hoy de la visita de la reina Sofía. Así que entre unas cosas y otras el resto de la ciudad está medio vacía. Poca gente por las calles, por los bares y por todos los lados. Casi te diría que hubo más ambiente en invierno. Cosas mías.

A ver si algún día pasa algo interesante o recuerdo algo más divertido para contar en estas líneas. Cuídate mucho y cuida de mi princesa. Os quiero ❤️