‘Tiburón’, la película que asustó al papá más valiente


¡Hola, papá! Aquí estoy un día más para hablar de nuestras cosillas. Bueno. Más bien hablo yo, aunque a veces siento que tú desde arriba me pones la palabra o la frase justa en el momento oportuno.

He salido a pasear y he llegado hasta la Plaza de la Cruz Verdadera, esa que tantos quebraderos de cabeza te dio cuando estabas inmerso en tu callejero salmantino. Hoy el cielo está gris. Y cuando regresaba empezaron a caer unas pequeñas gotas de agua. Espero que no sean tus lágrimas por verme como un alma en pena caminando sin rumbo por la ciudad.

Simplemente necesito huir de la soledad de la casa y de mi corazón. Pero como ya te dije que iba a intentar plasmar aquí anécdotas divertidas que me contaste una y mil veces para deleite de mis oídos, al pasar por una cafetería vi que tenían anunciada la emisión de ‘Tiburón’.

Y no pude por menos que sonreírme. De repente se me vino a la cabeza la imagen que siempre se me venía cuando relatabas, como buen narrador que eras, tu experiencia tras ir a ver la película.

Fue en el desaparecido cine Bretón, muy cerca de la Gran Vía, y a pesar de que siempre fuiste muy valiente, por lo visto los dientes del fiero animal te impresionaron más de lo que te imaginabas.

Tú vivías en la calle Alarcón, más o menos a un cuarto de hora de la sala de proyección. Era ya de noche cuando regresabas y no dejabas de mirar para atrás por si del asfalto salía aquella cabeza gigante con afilados dientes. Un tiburón saliendo del asfalto. ¡Ay, papá! Esas cosas sólo se te ocurrían a ti.

Luego fui yo la que cogí miedo, no demasiado, a raíz de ver la saga completa de ‘Tiburón’, con esa música tan siniestra que sonaba cada vez que se iba acercando a su presa. Siempre que entro en el mar y me alejo un poco de la orilla, empiezo a escuchar esa melodía y miro a los lados a ver si veo alguna aleta que venga en mi persecución.

Por cierto, antes de que se me olvide, desde hacía ya muchos meses me preguntabas que si sabía algo de Pepito (le llamaba todo el mundo así porque nació con algún problema que le impidió crecer). Pues lógicamente se extrañó al verme sola. Y ya se imaginó lo peor. No me hizo falta más que un gesto para que me entendiera. Pero a lo que íbamos, como buen vividor de la vida, porque por fortuna su estatura nunca le acomplejó y su simpatía le convirtió en un persona a la que todos le teníamos mucho cariño, iba a tomarse sus vinos dominicales con los amigos.

Supongo que en alguno de ellos habrá brindado por su amigo Nacho. No sé si te has enterado que España anda revolucionada políticamente hablando, pero hablar de política realmente no nos gustaba mucho y no lo voy a hacer aquí. Sólo quería contarte que el actual presidente, Pedro Sánchez, ha escrito un libro. Sí. Estás leyendo bien. Me imagino dándote cabezazos contra las paredes y preguntando quién será el ‘negro’ que le haya juntado tantas palabras para llenar las páginas.

Yo también me lo pregunto. Porque escritor se nace, no se hace, y realmente no creo que su lectura pueda aportar mucho a nadie. Bueno sí, a las que dicen que es un ‘guaperas’. En fin, papá, ‘hay gente pa tó’, una de tus frases favoritas. Te dejo que disfrutes lo que puedas de esta tarde de domingo. Todavía estás en hora de echarte la siesta. ¡Te quiero, mi vida!