¡Hola, papá! ¿Cómo estás? Muchas felicidades, peque. Allá donde estés sé que ya te habrás tomado una buena copichuela de vino con mamá.

Al final encontré la foto de mis dos amores. No tiene muy buena calidad, pero sí un gran valor sentimental. No creo que haya una imagen tan hermosa de los dos. Con vuestras diferencias, como es lógico y normal, pero unidos en los momentos complicados.
Tu último santo lo celebramos en Los Arcos con una sencilla y deliciosa comida familiar. Ese día siempre hacíamos una celebración. Y no era para menos.
Cada mañana desde que me despierto pienso más que la vida se vive una vez. Y que todo lo que no hagas en el momento en que lo piensas es un segundo perdido.
Por eso últimamente procuro no cohibirme de casi nada. Dentro de mis posibilidades, claro está. Desde ver el amanecer hasta ver el lucero del alba antes de meterme en la cama.
Cuando piensas que los padres son eternos, porque hay veces que te vuelves loca de pensar qué hacemos realmente en este mundo, miraba hacia arriba y pensaba que era una luz que alumbraba el camino a seguir.
Luego ya, cuando se va marchando gente que te importa, te aferras a esa estrella para pensar que están allí. Guiándote para tomar la dirección correcta en este extraño devenir que es nacer, crecer, vivir y morir.
Y al final llega un día en que no entiendes nada. Y es entonces cuando piensas que igual lo mejor es correr sin rumbo fijo. Haciendo solo lo que te pide el corazón.
Desde hace algún tiempo solo me pide, como versa la canción: «Al lugar donde fuiste feliz siempre debes tratar de volver». Y entonces surge una nueva duda. ¿Dónde fui feliz? En muchísimos sitios, pero hay que ir regresando poco a poco.
Sin pausa, eso sí, porque el hilo del que dice mamá que pendemos, se puede romper en cualquier momento. Y entonces ya no hay remedio.
A ti te quedaron muchas cosas por hacer, pero yo creo que, además de ganar más premios literarios y ver tus libros en las librerías, siempre soñaste con pisar alguna vez las mágicas calles de Brujas.
Estuviste a punto de hacerlo. Y me pesa realmente que no lo hicieras. Espero que cuando pase todo esto, pueda ir yo para contarte lo que se siente paseando por esa hermosa ciudad.
Bueno, pituco. Te dejo por hoy. Disfruta mucho de tu día. Coge a mi princesa por encima del hombro y daros un paseo entre nubes y estrellas. Haciendo una paradita para brindar. ¡Os quiero! ❤️